Vender el sueño escandinavo

A partir de mediados del siglo XX, se vendía a los consumidores estadounidenses un “sueño escandinavo” idealizado, evocando el mítico “sueño americano” paralelo, la noción de que el capitalismo de consumo puede conducir a la movilidad de clase y a una mejor calidad de vida. La comercialización del diseño escandinavo en los Estados Unidos explotó una serie de estereotipos y mitos sobre la región nórdica y los nórdicos, especialmente la idea de que el diseño escandinavo encarna la comodidad, la honestidad y el organicismo.

Los estudiosos recientes han desmontado estos mitos (en realidad, las industrias de diseño nórdico tenían un alcance mucho más amplio que el de los artículos elegantes para el hogar). Pero las extensas campañas de marketing transmitieron estas ideas estereotipadas a los Estados Unidos, donde los diseñadores estadounidenses y el público las adoptaron. Los materiales promocionales también hacían hincapié en la calidad de la artesanía, insinuando que cada objeto estaba hecho a mano con mucho cariño, cuando, en realidad, la mayoría se producía en pequeñas fábricas. Los diseñadores estadounidenses y nórdicos compartían la creencia de que se podía consumir para conseguir un mundo mejor (diseñado), hasta que el turbulento final de la década de 1960 puso en entredicho las normas sociales y cuestionó este sueño escandinavo idealizado.