A mí me parece que lo que más llama la atención de toda esta exposición es el poder de la función de espectador, en varios sentidos. Está el poder fundamental, que son todas las estructuras, los mecanismos y el financiamiento del país anfitrión, que reúne a las personas, los productos, los monumentos, las habilidades y los artistas en París para esta Exposición Universal. Y también los diversos tipos de facultades que se confieren a los visitantes o espectadores que, a través de su deleite visual, la experiencia que viven con las representaciones o los objetos o los monumentos, o incluso con la banda transportadora, adquieren una especie de poder gracias a esta experiencia para percibirse a sí mismos como sujetos, participantes, residentes de esta gran nación que ha hecho esto.
Si observamos este cartel de Cheret en la galería, el cartel de Cheret para el Musée Grevin de figuras de cera en París, considero que tiene que ver con el tema de la función del espectador. El centro de atención es, obviamente, las tres bailarinas javanesas, las mujeres en primer plano. Sin embargo, Cheret también nos transmite que todos participan como espectadores. Así, por ejemplo, si nos fijamos en el medio, podemos ver al mismísimo Buffalo Bill. Está allí observando, junto a otras personalidades sentadas a su lado. Buffalo Bill estuvo en París en 1889 junto a 250 artistas en otro escenario. Sin embargo, aquí está disfrutando de su papel de espectador. Lo que une todo es el poder de poder ver, el poder de ser espectador. Y me imagino, creo que eso se intensifica gracias a la Exposición Universal, que reúne cosas que normalmente están lejanas y son inaccesibles, las trae a París, a Londres o a donde sea, y las pone a la vista de cualquiera que pueda pagar su entrada para ir a verlas.