Un mito del pueblo uwa cuenta que las abejas suministraron originalmente al mundo los elementos esenciales para el surgimiento de la vida: miel, semillas y tierra amarilla (mineral metálico). La colmena en su conjunto se asocia con el útero, y el proceso de fundición del mineral en un horno para extraer el metal se considera equivalente  a la gestación de un embrión en el útero.
 

Por lo tanto, para los orfebres  indígenas, los pasos de la fundición a la cera perdida reflejan simbólicamente los procesos cosmológicos y biológicos. Según el mito de los uwa, la transformación de un modelo de cera en un objeto de metal es comparable a la transformación de la vida que se produce en el  útero, y romper el molde de cerámica se equipara a dar a luz. También destaca la importancia de las abejas nativas sin aguijón (melipona), que producen la cera necesaria para el proceso de modelaje en la fundición.