Las frías y altas montañas de la actual frontera entre Colombia y Ecuador estuvieron habitadas por grupos de agricultores, pastores y cazadores desde el siglo V de la era común. Aprovecharon la variedad de climas a diferentes alturas para cultivar una multitud de productos, además de comerciar con las comunidades costeras y amazónicas del Pacífico para obtener conchas, oro y plumas, entre otras cosas. 
  
Los individuos de alto estatus fueron enterrados en tumbas de pozo profundo, junto a cerámicas modeladas y pintadas, como los cuencos con patas en este caso, y piezas únicas de metal con texturas y colores contrastados (ver imagen abajo).