Son escasos los diccionarios de la época colonial sobre las lenguas indígenas de Colombia, y los pocos que se conservan muestran cómo contribuyeron a borrar la diversidad indígena. En la época de la conquista, había más de una docena de lenguas en uso solo en la región muisca, un hecho que los cronistas europeos tergiversaron. La política lingüística de la corona española aplicada a partir de 1574 se basó en la idea del muisca (escrito “mosca”) como una “lengua general” lo suficientemente extendida como para comunicarse con un gran número de personas, al igual que el náhuatl en el centro de México y el quechua en Perú. Pero esta idea de una lengua única era una ficción; los documentos de los tribunales locales muestran que con frecuencia se precisaban traductores para múltiples lenguas en la región.