A pesar de retratar el retorno atlante de la humanidad al mar (un comentario sobre el calentamiento global del que se hace eco la monumental fotografía de Andreas Gursky que documenta las costas, también de 2010), el tono general de La Atlántida de Platón no era pesimista. Por el contrario, afirmaba la interconexión y la circularidad, con diseños de impresión azules tipo mándala que evocaban el océano cósmico y el poder vital del agua.