La plata estuvo estrechamente ligada con la formación de imperios durante la Edad Moderna. En 1545 los españoles encontraron el yacimiento argentífero más rico del mundo, el Cerro Rico de Potosí (en la actual Bolivia), lo que precipitó el auge de los trabajos de orfebrería. Elaborados objetos como esta caja, que adopta la forma de una venera o concha, ejemplificaban la riqueza y poderío de la sociedad virreinal.

Conocidas en la actualidad como "yerberas" o "coqueras", estas cajas formaban parte del menaje doméstico usado por las élites virreinales del sur andino y el altiplano. Estos recipientes (incluidos los realizados en plata) servían para guardar la hierba mate utilizada para preparar infusiones y quizá también hojas de coca y otras substancias, lo que explica la presencia de múltiples compartimentos interiores.

Los jesuitas llegaron a Moxos y Chiquitos, en la actual Bolivia, a finales del siglo XVII, y en el siglo siguiente ya habían logrado establecer una red de misiones que en gran medida eran autosuficientes. En estas reducciones, los artífices indígenas confeccionaron toda una serie de refinados objetos de madera tallada, como este juego de vasos para medir. Sus obras combinaban motivos ornamentales autóctonos y foráneos, y hacían uso de una asombrosa variedad de maderas tropicales.

Este armario posiblemente se confeccionó en una de las misiones franciscanas de Paraguay, establecidas en la región a partir del siglo XVI. El sobrio exterior revela un exuberante escritorio o papelera de estilo español, embutido con conchas de agua dulce y maderas tropicales. Los diseños están animados con figuras de caciques reclinados, uno de ellos portando un ornamento labial (símbolo de virilidad), elementos tradicionalmente vinculados con el mundo hispánico (toros, caballos, leones y ángeles) así como flores y motivos geométricos estilizados.

Esta butaca se cuenta entre las aportaciones más originales de la ebanistería colonial venezolana. Su peculiar forma, con el respaldo alto y el asiento inclinado, deriva de un prototipo indígena que los indios cumanagotos de la provincia de Cumaná, situada en el litoral noreste de la actual Venezuela, llamaban butaca o putaca. Las butacas eran muebles de descanso hechos para el uso de una sola persona, por lo que solían confinarse a las estancias privadas del hogar.

Este baúl encorado era un artículo de viaje de gran lujo, recubierto de cuero adobado para protegerlo de las inclemencias del tiempo. La superficie interior se engalana con exquisitos diseños geométricos. Para almacenar tejidos se preferían las maderas resinosas fragantes, como el granadillo, por su capacidad para preservar los materiales delicados del ataque de xilófagos. La tapa interior ostenta un águila bicéfala con el escudo de España flanqueado por dos columnas con el lema de la monarquía hispánica, Non plus ultra (No más allá).

Los baúles fueron un producto típico del próspero comercio del galeón de Manila. Cuando los españoles desembarcaron en las islas Filipinas en el siglo XVI, echaron mano de las tradiciones de la ebanistería local y las abundantes maderas finas de la región para ornamentar los nuevos templos y sus retablos y producir una variada gama de artículos suntuarios de exportación. Este baúl de viaje ostenta un motivo vegetal que recubre toda la superficie, mientras que las ensambladuras a cola de milano de los costados dan prueba de la extraordinaria pericia de sus artífices.

Bellamente realizada en plata y carey, dos materiales preciosos que abundaban en el virreinato, esta arqueta evocaba la legendaria riqueza de la Nueva España. Cofres como este eran muy valorados como regalos y circularon ampliamente por Hispanoamérica y Europa. Un detalle poco frecuente es la inscripción grabada en la parte posterior, que manifiesta su origen, el nombre del artífice y la fecha de ejecución, todo un alarde de orgullo de su creador.

Este baulito presenta incrustaciones de hueso y carey que forman finos diseños geométricos mediante la técnica conocida como "embutido". La estrella de ocho puntas recuerda los tableros decorativos de la silla episcopal del coro de la catedral de Puebla. Diseños similares circularon en manuales de jardinería que servían de modelo a varias clases de artistas y artesanos. El baúl embutido más pequeño que se exhibe aquí probablemente proceda de Campeche, un importante centro productor de mobiliario embutido de la Nueva España.

Los artistas de la localidad de Pasto (en la actual Colombia), empleaban la resina del árbol mopa mopa para elaborar un tipo de laca característica conocida como "barniz de Pasto". La superposición de esta sustancia sobre una lámina de plata confería a las piezas un brillo metálico semejante al de las lacas asiáticas de importación.