La artista Sarah Crowner, afincada en Brooklyn, pinta grandes trozos de lienzo sin preparar y luego los corta y los cose para formar composiciones abstractas. Aunque es conocida por utilizar colores y formas muy contrastados, Sin título se compone de trozos de lienzo cuyas variaciones de color son muy sutiles, lo que confiere a la obra una sensibilidad orgánica y discreta.