Los materiales valorados por los indígenas colombianos son los que se relacionan con los procesos y ciclos de la vida, como la pluma, las conchas y la arcilla. La arcilla, por ejemplo, está vinculada a la tierra; su transformación en cerámica mediante el uso del fuego se asemeja a la gestación y el nacimiento. El cuarzo, que es translúcido y parece captar la luz, se utiliza para conectar con el pensamiento creativo o para mantenerlo.
  
Mientras que los europeos valoraban el oro y las esmeraldas únicamente por su conexión con la riqueza personal, estos materiales son significativos por razones diferentes para los indígenas colombianos. Las esmeraldas nunca se pulían y se valoraban por su color y su estructura hexagonal más que por su claridad. Del mismo modo, el collar de Gunadule de esta vitrina ignora el valor nominal de las monedas y, en cambio, aprecia su color y sus cualidades reflectantes como parte del adorno personal.