Entre el 400 a. e. c. y el 500 e. c., una de las primeras grandes culturas de Colombia surgió entre los manglares pantanosos que cubren quinientos kilómetros de costa del Pacífico a lo largo del sur de Colombia y el norte de Ecuador. Sus cerámicas, que ahora se denominan Tumaco-La Tolita, destacan por el realismo de su expresión, que incluye la vejez y la enfermedad. Y aún más extraordinario es que son la única cultura del mundo antiguo que aisló y trabajó el platino. 
  
En un entorno de extremos (inundaciones que se alternan con sequías), los habitantes de Tumaco-La Tolita fueron maestros en la modificación y gestión sostenible del paisaje. Construyeron amplios sistemas de acequias y campos elevados (canales-camellones) y vías de navegación que facilitaron la producción agrícola durante todo el año, enriqueciendo no solo los recursos vegetales sino también los animales, como los peces y las aves acuáticas. Fueron agricultores de plantas alimenticias, y muy probablemente también cultivaron plantas medicinales y árboles madereros.