En la región de Calima, en la Cordillera Occidental, los vestigios de viviendas, cementerios, caminos y campos con lomas elevadas y canales de drenaje atestiguan una ocupación continua desde el año 1500 a. c. e. hasta el siglo XVI. Sin embargo, los cambios en la arqueología de la región, así como sus estilos de cerámica y metalurgia, permiten distinguir tres períodos distintos. 
  
La fase más temprana, Ilama (en el estuche que está a su espalda), destaca por su cerámica figurativa fantástica. Durante el periodo Yotoco, los gobernantes exhibían su poder con vistosas joyas, como diademas y pectorales martillados y repujados. En la vecina región de Malagana, se hacían obras parecidas (y se enterraban en grandes cantidades como parte de las tumbas de la élite). El último periodo, Sonso, marca un desplazamiento, notable en el cambio de las formas de la cerámica, de los iconos y de las técnicas metalúrgicas. El metal pasa a ser relativamente raro en las tumbas, y generalmente se funde en lugar de batirse, mientras que los elaborados canasteros y los recipientes de doble vertedera se sustituyen por recipientes y decoración más sobrios.