En los diseños de los vestidos de McQueen surgen complejos patrones de confección, basados tanto en su destreza como en su sensibilidad táctil hacia la tela. Este grupo de vestidos confeccionados tras el contrato de McQueen con Givenchy demuestra su habilidad para la ligereza, adquirida durante su presencia en la casa de alta costura. El drapeado es la base de un vestido rosa de Irere (primavera/verano 2003), mientras que un vestido negro con inserciones y godetes de Pantheon ad Lucem (otoño/invierno 2004–5) y un diseño de encaje de la colección preotoño/invierno 2007–8 demuestran su aptitud en generar un movimiento sinuoso alrededor del cuerpo.